El último día en tierras islandesas no dio mucho de sí. Madrugón y
corriendo al aeropuerto, donde teníamos que dejar el coche de alquiler.
En las colas de facturación había bastante gente, pero todo fue rápido y
no tuvimos problemas. Los diferentes vuelos que teníamos salían pronto,
entre las 8 y las 9 de la mañana, así que antes de que nos diéramos
cuenta ya estábamos encima de las nubes, sobrevolando la isla con
destino a la Europa continental. Algunos contaban con la suerte de tener
más días de vacaciones, mientras que otros volvían de manera inmediata
al trabajo, pero todos teníamos muchas ganas de contar a nuestros
familiares y amigos los increíbles sitios que habíamos visitado. Al fin y
al cabo se viaja para dar envidia a los que no pudieron ir, ¿no? :)
Nos
quedan muchos sitios que ver en este planeta, pero Islandia siempre nos
traerá buenos recuerdos y ganas de volver a ella algún otro verano para
saldar algunas cuentas pendientes (Svartifoss, las cuevas de hielo...).
O tal vez en el crudo invierno, para ver las auroras boreales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario